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JOSE LUIS GISMERA CORTEZÓN

Nacido en Madrid, el 5 de julio de 1953 (puedes felicitarle en su cumpleaños, e incluso regalarle algo), de sangre "minera", dicen que estudió el bachillerato en el Colegio San Fernando de los Reverendos Padres Escolapios, en la calle Donoso Cortés 80. Allí también estudiaban otros "mineros" de la época, aunque ligeramente más ancianos que él.

Tras sus años de bachillerato, se licenció en Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid (tercera promoción de la Facultad de Medicina). Mucha "culpa" de que su vocación se dirigiera hacia esta carrera la tuvo D. Nicolás Martín Vírseda. Médico de Hiendelaencina

Al acabar sus estudios retornó a la provincia de sus orígenes, Guadalajara, donde reside desde entonces (1976) habiendo plantado su domicilio en Maranchón (1976), Mandayona (1977), Matillas (1978-1982) y Humanes (1983 hasta la fecha.

Desde 1990, aparcó la medicina como actividad principal para dedicarse al mundo sindical, actividad, esta de "sindicalista", de la que se siente muy orgulloso, aunque le haya "obligado" a renunciar en gran parte a la Medicina.

Según dice, pasó sus mejores años y sus mejores momentos en Hiendelaencina, donde vivía varios meses al año en casa de sus abuelos maternos - Fermín y Petronila-.

Sus recuerdos de Las Minas, van desde muy niño, cuando sus tíos le invitaban en el bar de Guillermo a una "musa" de naranja o una gaseosa de las que se fabricaban en la propia localidad, mientras los mozos jugaban en la plaza a la tanguilla.

Mas tarde, recuerda los juegos con la muchachada: El trompo (maldito rajatrompos, menos mal que el tío Pepe, alias "chisqueros" le fabricaba artesanalmente unos trombos con punta de clavo de herradura que no se rompían con facilidad); El "hinque", la Chirla, los santos, el cortahilos, el bote...y mas tarde las chapas y el gua (canicas)

Apuntadole el bigote y cambiendole la voz, como es propio en la pubertad, recuerda los bailes en la Revuelta con aquel giradiscos Philips portátil y a pilas al que nunca se le cambiaba la aguja y con posterioridad en el frontón, en patio de la casa de Domingo "el barbero" , y más adelante en el salón de baile donde incluso se preparó una cabina para el "pinchadiscos", con la luna del 600 que Pepeito habia estampanado en una de sus derrapadas.

Eran tiempos en los que no existían "peñas" en el pueblo, ni en fiestas ni fuera de ellas. Existían las "pandas". Siempre había tres pandas: La de uno mismo, la de los "mayores" y la de los "pequeños".

Sus límites no estaban muy claros y en ocasiones se confundían unos miembros de unas pandas con otros, pero al final uno siempre era de la panda que le correspondiera según con quien se juntara (mayores o pequeños).

Recuerda los "botellones" de la época, en una grieta entre peñas en la bajada a Santa Marta que llamábamos "La Chimenea" donde pasabamos muchas tardes con algo de vino y unas patatas asadas.

Bueno... recuerda tantas cosas que si quieres saber algo más, le llamas, le invitas a unos botellines y te larga lo que sea en el Sabory, en Casa Elías o en el Stiletto

 

Preparando la merienda: patatas y vino

"Mi panda" 1969 con alguna "inclusion" de la panda de "los mayores"

Último día de fiestas (23 de agosto de 1970)